-Ha pasado apenas un yocto de segundo, y ya somos una fauna diversa- cantarinamente las súper-cuerdas entonan candorosas; reina el caos de la energía, las cuatro fuerzas elementales que luego gobernarán al futuro universo se confunden y son una; -nuestro vibrar frenético genera la vida corpuscular- dicen ellas en el fragor del estallido primigenio, mientras en los límites del espacio-tiempo en expansión constante otras criaturas despiertan a la conciencia que implica la información contenida en su intimidad, unas son gelatinosas formas diminutas llenas de luz, otras oscuros y atrayentes agujeros, todas juegan y se asombran con el arte combinatorio que da lugar a la creación del universo físico.Se estremece el dragón, y acomoda su acorazado cuerpo logrando la posición ideal para disfrutar del baño de lava ardiente. Las pesadas ondas de video que proyecta sobre la laguna de litio, se tornan preocupantes con los recuerdos de las danzas cuánticas de antaño, cuando él y el universo entero eran de una dimensión despreciable, un caos más que ardiente. Todo lo inicialmente creado era una criatura única pero dividida en una fauna variada. Los gases tóxicos de una naciente atmósfera revolotean en la narices de la enorme criatura durmiente formando toroides y embudos amenazantes. En los recuerdos se sumerge en un mar de los sonidos preternaturales, voces extrañas de un lenguaje no articulado que toda la fauna cuántica entonaba como un diabólico coro, dictando con furia las reglas del cómo todas y cada una de las súper-cuerdas, deberán al enfriarse ir conformando estructuras complejas -todos conocemos el algoritmo intrínseco de la materia-energía.El individualismo de la materia tomó fuerza en cada animal cuántico antes de un atto segundo. La conciencia despertó en cada uno de ellos, la memoria a partir del gran estallido perdía claridad, se necesitaba de un grupo de partículas ya formadas para armar el rompecabezas y recordar lo sucedido en un efímero instante de tiempo. En un vaivén eterno el universo se estructura finito pero no acotado, para luego casi desaparecer en un huevo cósmico inestable que nuevamente estalla para dejar a las probabilidades estadísticas fungir de arquitecto creador. Maldito cíclico juego demencial decía mientras gruñía el durmiente monstruo, al tiempo que escudriñaba los cielos en busca del chamuscante aerolito que venía directo a su enroscada cola, ágil como es, hizo un elegante movimiento para devolver el ardiente pedazo de roca hacia las entrañas de la laguna. Abrió enteramente sus ojos rubí para deleitarse con las luces y formas de los gases incendiarios emanados por el espejo de litio al ser bruscamente incomodado por el intruso del cielo. Extasiado por siempre sobre la insipiente creación de la fauna cuántica, se regodeaba el dragón sabiendo que él también estaba en proceso de construcción, han pasado unos cuantos eones, el universo en plena expansión es aterrador, la información contenida en cada una de sus partículas constituyentes prometen dar luz formas y seres espectaculares.
Que graciosa caricia de la liviandad de átomos experimenta Dark mientras veloz cae por entre las lenguas de plasma, se siente tan contaminado de extrañas formas atómico moleculares que no le interesa en lo más mínimo la condensación quarkiana que su cuerpo empieza a gotear. Sabe el dragón que en los arcanos del tiempo fue parte del amasijo de súper cuerdas paridas por el inestable huevo cósmico, y si para librase de la contaminación sufrida en las profundidades insondables de aquel leviatán acuoso que se apoderó de su amada roca errante debe dejar de ser un macro átomo denominado Aleph Dark simplemente lo aceptará. –A ver si con este recalentamiento en las entrañas de esta estrella se me pasa la gana de andar buscando respuestas a preguntas que no existen, porque las hice yo no quiere decir que tuvieran sentido dentro del huevo cósmico o antes de él- masculla Dark mientras se dora a placer.
Podría ser que tratando de retornar a ser una brana como antaño, obtenga respuestas a mis preguntas sobre lo que era o éramos dentro del endemoniado huevo, quizá también lograría censar el ambiente más arcano aún, aquel ambiente que antecedió a la formación del bellaco e inestable huevo cósmico –se dice Dark para sus adentros. Cuando por esos fenómenos de contraejemplo que tienen las leyes de la física cuando se someten a presiones y temperaturas inconcebibles, se siente repelido por una descomunal fuerza, queda pues su enorme figura girando sin voluntad por sobre la bullente esfera del núcleo de la estrella; y es justo allí que sin desearlo se restablece el entrelazamiento cuántico y se entera de las tertulias sin tiempo de Kantoborgy con no sé qué formas extrañas –realmente está lejos el huraño Kantoborgy, se ha vuelto un parlanchín, me he librado con las justas de no ser presa de tales efectos carbonoideos –comenta para sí Dark mientras los estertores de una sensación desconocida hacen de las suyas aprovechando también que Dark está sobrecalentado y bastante gelatinoso.
Pierde todo el control el inveterado Dark, sale expulsado siendo casi una amasijo amorfo –soy casi un condensado superconductor de átomos ultra fríos… al revés ultra calientes –se dice mientras va de reto, hacia donde ya censa está reunidas las Neurolitas haciéndole frente a Positrónica para que sus manchados no hagan travesuras con el gelatinoso Dark –que poco saben del poder de los dragones cuánticos.
-¡A por Dark! -Grita enrojecido de furia Aqueronte, incitando a que Bollón Roscón luzca a placer sus descomunales muelas atemorizando con sus destellos olorosos a los camuflados Manchados.
-¡Arre arre! manso Lovochancho, haz gala de tus descomunales fuerzas y devora a unos cuantos manchados, que debemos evitar a toda costa que posen su nauseabunda materia sobre los lomos de Dark.
Sisea el universo entero por el ejército de Manchados, se entremezclan unos cuantos Extrángelos desinteresados en las batallas por el conocimiento y por ende por el deseo de endiosarse o de endemoniarse, ellos simplemente aprovechan la ocasión para ganar adeptos, envuelven a una murga de Manchados quienes protegen en sus cavernosos cuerpos a un batallón de Positrónicas… es tarde para la reacción los Extrángelos están frenéticos e insensibles, quieren devorar carnes frescas para recuperarse de la devastación en sus filas que hiciera Dark cuando emergió imperturbable desde los abismos tenebrosos del leviatán acuoso.
La hermosa Positrónica hiere de muerte al goloso y atragantado Extrángelo, lo vaporiza en una explosión sin nombre, la antimateria recargada de esta beldad hace añicos a los componentes íntimos de los Extrángelos. Ya sin pasión ni hambre el señor de esta extraña forma e materia, hace leve genuflexión ante tanta belleza de formas, Extrángelo dice:
-La espero dulce señora y reina de las Positrónicas, en los confines del universo, al caer la tarde del ahora inquieto e imperturbable tiempo.
-Vuelva el coraje a vuestra merced señor Extrángelo, y ármese caballero para una final batalla. Aquí y ahora se decide quienes seremos demonios y quienes serán dioses.
-Vuestra hermosura, gentil Positrónica, demanda obediencia –Extrángelo arremete feroz y despiadado.
-Regresaré extasiado a la colada quarkiana primigenia mi señora Positrónica si no logro fagocitar vuestras incomparables carnes menudas –como oda al vacío declama Extrángelo mientras se hace de buena parte de anti-materia.
-Sin vernáculas melosidades señor Extrángelo guarde vuestra merced compostura hasta el final de los tiempos.
-¡Glamur! –Grita Aqueronte ante la inminente estocada neutrínica de la princesa Positrónica que entra en batalla, para no dejar que se consuman dos especies cuánticas como son Positrónicas y Extrángelos.
-Al cuerno con todo este barullo, no iré a por ese pegajoso y gelatinosos amasijo que viene rebotando como goma sin control, que cada quién devore lo que le plazca me importa media súper cuerda, si termino como demonio o no. Y deja ya de morder mis posaderas demente Roscón, que ya no tengo ningún Manchado sobre mí –Vocifera Lovochancho en el fragor de la batalla. Saludo su coraje y también los apetecibles movimientos de danza guerrera mi señora Positrónica –alcanza a musitar Lovochancho quedándose su esférica visión posada por sobre las Positrónicas.
-Que tara tan atroz la que padecen vuestras mercedes, señores dragones. De seguro dirán que son los efectos colaterales del vaporoso Leviatán que dejó Dark en su salida desquiciada. Todos desconcentrados mientras dejan censar pensamientos extraños y sensaciones desconcertantes. Que se recupere Dark y veremos qué hace al respecto.
-Señores, sus mercedes son unos babosos.
-Positrónica, no caiga vuestra merced en vernáculas expresiones. Mantenga compostura en batalla o en receso.
-Neurolita, no acepto de su merced llamados de atención, y lo que dije fue una involuntaria amplificación de lo que he captado del señor Kantoborgy que allá despreocupado de los avatares de esta región del universo, y del nuevo orden que intento implantar para todas las criaturas cuánticas, se regodea con el señor de Esargoth y el autoexiliado señor Danka.
-¿Usted puede censar a Kantoborgy entablando entrelazamientos cuánticos?
-No, dispensen vuestras mercedes si eso entendieron, Kantoborgy es un témpano de titanio, una criatura aislada y maniática de la encriptación de su información un…
-Cada quién a lo suyo, no me interesa ni sus batallas hasta la muerte, que no parecen tales, sino mas bien tertulias; y tampoco atender los infinitos calificativos de Positrónica hacia Kantoborgy, quien al menos está a sus anchas, como yo que ahora quiero ser Lovochancho y punto, ni dios ni tampoco demonio, sin gobernar y sin gobernantes. Vayan ustedes a por Dark y hagan lo que les plazca… si pueden.
Allá va Dark, solitaria criatura que de apoco va enfriándose y tomando forma reconocible. Es notorio el estremecimiento de todos los presentes, sus fuerzas no han menguado en nada, hace vibrar el espacio-tiempo dejando censar que su estado lúdico por enterarse de las dilatadísimas charlas de Kantoborgy con Danka, ha menguado. Está libre de carbonoideos, y explica que al estar sumido en una gelatina lúdica, fueron los rebotes de su entrelazamiento cuántico con Kantoborgy, los que censó Positrónica –todos pudieron haberlo censado, pero claro entretenidos en escaramuzas infantiles no se enteran de nada –informa y reclama Dark mientras desplegaba plasma primigenio por entre sus fauces, dando a cada uno su parte.
Por ósmosis todas las criaturas cuánticas receptaron las partículas primigenias sobrecargadas, y recordaron para sus adentros de forma nítida e inquietante que de un caos prematuro todos fueron conformados.
Las Neurolitas vibran armónicas mientras dragones, Positrónicas, Manchados y Extrángelos se estremecen con las ondas telepáticas dejadas censar por Dark. La comunicación entre las criaturas cuánticas es excepcionalmente vívida, es como si los recuerdos estuviesen recreados por ellos mismos en una especie de teatro lleno de sensaciones. Esta forma de comunicación en los dragones es miles de veces más intensa, las sensaciones, conceptos, aromas, sonidos, y características físico químicas son inyectadas directamente a su intimidad corpórea a nivel atómico.
Las rebeldes e inconquistables Positrónicas y Neurolitas, dejan censar en imperceptibles caracterizaciones de sus cuerpos el deseo de dar muerte a Dark, y otras solo deseos de dar regaños o tal vez también dejar una herida mortal en el inveterado dragón Aleph Dark. Todo es un irrefrenable deseo de poder y dominio, partículas dominando a partículas, ambas segadas por la egolatría. Unas quieren dominar porque les place y otras en cambio dejan censar que quieren ser dominadas también solo por placer individual.
Dark censa lo que ocurre, sabe que ellas también lo saben y dice:
-Adelante señoras, venid a por mis carnes rocosas, ahora bastante suaves melcochosas y ardientes. Dejad que sus huestes se deleiten conmigo, que lo mismo intentaré yo. Al final de cuentas soy más poderoso porque soy más viejo, porque he devorado a placer criaturas cuánticas desde los albores del tiempo, y seguramente lo seguiré haciendo hasta el fin de la eternidad. O terminemos con este parloteo que por ciento ya dura demasiado, estamos actuando como Kantoborgy y sus amigos, dejamos pasar miles de años entre cada frase, porque el resto del tiempo nos la pasamos censando y absorbiendo frecuencias energéticas de diversa índole. Se ve que todos estamos transformándonos en no sé qué extrañas criaturas, porque realmente es diferente nuestro discernir y actuar. Distanciémonos como lo han hecho hace poco Aqueronte y Bollón, mejor aún que cada cual haga como dice Lovochancho quien ya va bastante lejos: quiero ser yo, y al el resto si puedo me los comeré.
-Eso lo dice Kantoborgy –acota Neurolita.
-Eso lo dicen todos los dragones –corrige Positrónica, acto seguido reclama –su merced tiene la manía de medir el tiempo que pasa como si en ello se le fuese la existencia.
-Por amor a la roca antigua mi señora Positrónica, en base a su errar eterno en torno a la bomba de hidrógeno cuantificamos al tiempo, aunque a veces resulte una unidad demasiado corta.
– Positrónica irguiéndose soberana y hermosa hace ademán de quela lucha debe continuar.
-¡Candela! –Grita Dark.
-Señor Dark, guarde compostura y no se contagie de las babas –dicen en coro la princesa Neurolita y la reina Positrónica.
-Dispensen hermosas féminas cuánticas, que vuestras figuras han creado la alucinación –dice Dark al tiempo que cual rayo fotónico desaparece.
Todos desaparecen, cada cual viaja hacia la antípoda del otro, quejándose de que la lámina espacio-temporal todavía está muy encogida, rugosa, tiene muchos grumos temporales, pero por ahora solo desean alejarse los unos de los otros.
Despierta Kantoborgy no sé si por los ladridos espantosos de Danka que junto a los maullidos aterradores de Melkor hacen del planeta un globo ensordecedor, tal vez será por causa de unos cuantos bípedos que hacen de las suyas por entre la superficie rocosa del gigante Kantoborgy.
-¡Candela! –Grita Kantoborgy.
-Que le prenden fuego a su merced –interviene Mashifu guardando silencio sepulcral y flemático.
-A su lado señor dragón los primatemia parecen simples microbios, mas no se aprensione su merced. Y usted don Mashifu, guarde las babas, que remedar a Danka se paga con la muerte.
-¡A callar! –Brama Kantoborgy.
-No se comporten sus mercedes como los anodinos primatemia, que han aprendido hacer fuego… y sobre mis lomos, creen ellos que yo soy una montaña. Mmm no saben tan mal sus escuálidas carnes, que buen bocado ha sido, ¿será que devoré unos mil bichitos bípedos?
He dicho candela por las vibraciones del entrelazamiento cuántico que ha dejado censar Dark, al despedirse de la sin par princesa Neurolita y su antagonista la bella Positrónica. Me he perdido de estar en presencia de aquellas fantásticas criaturas cuánticas.
-Si cuando estás en su presencia te conviertes en un témpano de titanio, y hasta muestras ferocidad y deseos de estar solo.
-Soy parco señor Melkor.
-Estos diálogos tan extensos en el tiempo y la mansedumbre con la que deja su merced que los carbonoideos dopen su estructura, hacen que censemos que está algo modificando su comportamiento.
-¡A callar insensatos! –ordena Kantoborgy mientras patea furibundo el suelo para remontarse hacia las lunas satélite del planeta. Deja tremendo cráter como huella de su permanencia en la roca; al mismo tiempo Danka y Melkor lucen lúdicos mientras contemplan las emociones de llanto y desasosiego de los primatemia al presenciar fenómenos incomprensibles para su corto entendimiento.
Alzan sus manos y levantan sus voces al cielo,
abrazan sensaciones de la presencia de lo desconocido.
Se entregan íntegros a la oscuridad enceguecedora,
de los demonios y también de los dioses,
divinidades recién paridas por su incipiente consciencia.
Se postran fervorosos a los retazos de una inexistente razón,
que ilumina su ignorancia insultante.
-Celebro sus palabras señor Danka.
-Para usted mi señor Melkor de Esargoth y Mashifu.
Qué magníficas paredes de cristal rosáceo, experimenta Kantoborgy ahora encaramado sobre la superficie de unas de las tres Rubirosas. Juguetón se deja caer por entre los recovecos de tan espléndida luna, sube y baja por las rampas cristalinas deseando que el cristal líquido se deje beber, hace gala de su portentoso horno cósmico y permite que el fuego plasmático derrita y evapore la roca lunar para probar su exquisitez. Una nube desproporcionada cubre la superficie de la luna y desde abajo, Melkor y Danka, miran curiosos hacia el cielo, solo dos lunas perfectamente definidas, dos Rubirosas destellando coquetas frecuencias de variado color, los invitan a visitar sus intimidades.
-¿Qué le ha pasado a la Rosácea? –pregunta Danka.
-Se ha convertido en una enorme bola gaseosa, bastante algodonosa, debe ser que Kantoborgy está degustando a placer de sus carnes Rosáceas, es un glotón. Tendremos que ir a por el, señor Danka, caso contrario dejará a esta bella roca errante sobre la cual hemos decidido permanecer hasta el final de los tiempos, con solamente un par de lunas, o quizá sin ninguna Rubirosa, recuerde su merced que el señor Kantoborgy es insaciable, y por el hecho de haber permanecido con nosotros por tantos siglos su voracidad ha despertado sin límites.
Qué magníficas paredes de cristal rosáceo, experimenta Kantoborgy ahora encaramado sobre la superficie de unas de las tres Rubirosas. Juguetón se deja caer por entre los recovecos de tan espléndida luna, sube y baja por las rampas cristalinas deseando que el cristal líquido se deje beber, hace gala de su portentoso horno cósmico y permite que el fuego plasmático derrita y evapore la roca lunar para probar su exquisitez. Una nube desproporcionada cubre la superficie de la luna y desde abajo, Melkor y Danka, miran curiosos hacia el cielo, solo dos lunas perfectamente definidas, dos Rubirosas destellando coquetas frecuencias de variado color, los invitan a visitar sus intimidades.
-¿Qué le ha pasado a la Rosácea? –pregunta Danka.
-Se ha convertido en una enorme bola gaseosa, bastante algodonosa, debe ser que Kantoborgy está degustando a placer de sus carnes Rosáceas, es un glotón. Tendremos que ir a por el, señor Danka, caso contrario dejará a esta bella roca errante sobre la cual hemos decidido permanecer hasta el final de los tiempos, con solamente un par de lunas, o quizá sin ninguna Rubirosa, recuerde su merced que el señor Kantoborgy es insaciable, y por el hecho de haber permanecido con nosotros por tantos siglos su voracidad ha despertado sin límites.
-No sé Melkor, a mí no me atrae la idea de volver al espacio sideral solamente por el hecho de que el dragón esté nuevamente haciendo de las suyas. Devora todo para entender a la materia, continúa degustando frenético todo lo que pasa por sus fauces, tratando maniáticamente de sacar información a la intimidad de la materia y de la energía… ambas cosas a la final son lo mismo pero se manifiestan diferentes. Además señor de ágiles garras, si salto hasta una de aquellas bellas lunas, trituraré a unos cuantos miles de carbonoideos a los cuales…
-Continúe usted Danka, no se detenga, qué es lo que quiere decir de los carbonoideos que han poblado a esta roca errante hasta los más recónditos lugares. Censé a su merced que estaba algo inquieto cuando el furibundo Kantoborgy se relamió sus lomos y patas para quitarse los musgos que sobre él habían germinado. Aprovechó también para degustar de las carnes de aquellos atrevidos y contumaces carbonoideos.
-Tragó una buena porción de primatemia diseminada. Al parecer les gusta trepar a lo alto de las rocas, creyeron que Don Kantoborgy era una colosal montaña. Las esporas musgosas llegaron hasta bien arriba pero las criaturas carbonoideas un poco más de sus tobillos. No me dio tiempo el dragón de juntar al rebaño y mandarlos de regreso a las praderas.
-Señor Danka, su manía por el pastoreo cada vez es más fuerte y evidente.
-Así es viejo amigo, tengo un cosquilleo eterno ante estas criaturas del carbón, presiento que su existencia y comportamiento es alucinante, los reúno como a un inmenso rebaño a ver si de apoco me voy enterando de sus costumbres, por ejemplo de si de alguna forma ellos también empiezan hacer disquisiciones sobre su mundo, sobre su existencia.
-Ya lo dijo su merced: Se entregan íntegros a la oscuridad enceguecedora, de los demonios y también de los dioses, divinidades recién paridas por su incipiente consciencia. Así que no se hable más de ello y vamos a por el algodón rosáceo que Kantoborgy está acabando, se ve que es un verdadero manjar. Además señor Danka, le vendría muy bien a su merced librarse de buena parte del dopaje carbonoideo que al parecer lo ha cambiado y mucho.
-Que no voy.
-Vamos que se acaba el manjar cósmico de la Rubirosa algodonosa.
-Vaya usted señor de Esargoth, y hágame la finesa de no aruñar las paredes cristalinas de mis musas Rubirosas. La última vez que estuve por esos parajes disgustado observé aquellos surcos desproporcionados que sus filudas garras hicieron en los espejos de la bella luna.
Fauna cuántica como libro de literatura fantástica y de ciencia ficción recorre el origen del universo y sus especies. Relata el estado de “consciencia” o información intrínseca contenida en cada partícula sub-atómica creada desde hace ya 13.7 eones y que continúa reciclándose en diversas estructuras como el dragón Kantoborgy; existe una clarísima analogía con el comportamiento de los seres de carbono y tiene su continuación en los cuentos de libro La rebelión del silicio, en el que se expone la crisis y el final de la civilización del bípedo depredador del momento.
Libro Fauna Cuántica
de materia despertando a la vida,
de fragante existencia cautivadora.
Roca antigua,
niña de mis ojos tríadicos,
sin par criatura múltiple, a ti volveremos.